miércoles, 29 de mayo de 2013

"La cultura sin cultura" por Cesar Antonio Molina

Cesar Antonio Molina, escritor y ex-ministro de Cultura, escribio en el archivo impreso "El País", el siguiente artículo, haciendo un análisis muy preciso sobre algo que el llama "La cultura sin cultura", que menciona: 
Cuando se acaba de leer La cultura-mundo, de Gilles Lipovetsky y Jean Serroy (Anagrama 2010, traducción de Promoteo-Moya), la desazón es terrible. Y lo es no por lo que se cuenta, ya sabido, sino por la constatación documental y fehaciente de los males que acucian hoy a la cultura. No a la cultura de uno u otro país, sino a la cultura universal invadida por la industria y el consumismo y cada vez más ajena a su función secular de explicar y entender el mundo. Una cultura sometida a los gustos del público y destinada al éxito inmediato, al consumo como una mercancía más. El lector transformado en consumidor mientras, el creador, el escritor o el artista, en simple productor de servicios.
El desencanto de la vida intelectual es cada vez mayor, se nos dice. El valor de la cultura ha sufrido en las últimas décadas una depreciación irrecuperable, los grandes maestros han desaparecido (Foucault ya lo avisó), las grandes obras están solo en el pasado y un amplio sector de la vida intelectual se ha entregado al funcionariado universitario y a la comercialización. Hoy en día, la pérdida del peso que tenían las obras literarias, artísticas o filosóficas en la esfera pública es una triste realidad.
El poder de la inteligencia ha sido sustituido por el poder de los medios de comunicación que fabrican más celebridades que los círculos de eruditos e intelectuales. Celebridades que opinan desde su incultura como si fueran sabios. Hoy se escucha más a un cantante, a un deportista, o a una estrella del star-system que a un intelectual. Así lo explican los autores, Lipovetsky y Serroy: "Desacralización del mundo de las ideas, eclipse de los guías del espíritu humano, desaparición del poder intelectual". El consumidor no ha gozado jamás de tanta libertad y tanta oferta para consumir productos efímeros, y si antes la cultura proporcionaba conocimientos imperecederos, hoy día la "incertidumbre" y la "desorientación" son los sentimientos que invaden nuestro mundo democrático en una transformación de dimensiones jamás sospechadas: familia, identidad sexual, educación, moda, tecnologías, alimentación.
La cultura humanista está hoy abandonada por jóvenes entregados al becerro de oro de las redes de comunicación. Cualquier respuesta la obtienen -o creen obtenerla- allí, en el poder cada vez mayor de la información sobre el conocimiento. O, si se prefiere, en el poder cada vez mayor de la economía sobre la cultura. Las industrias de lo imaginario, del entretenimiento, se alzan sobre los valores del espíritu, la meditación, la reflexión. Lo útil sobre lo inútil. La cultura se convierte en industria, en la forma de un complejo mediático-comercial que es el motor del crecimiento de las naciones desarrolladas.
Las exportaciones de la industria cinematográfica, audiovisual, editorial, los beneficios derivados de la enseñanza de las grandes lenguas, producen hoy tantos ingresos como cualquier otra industria. Y esos beneficios también conllevan mutaciones en la cultura. Al prestigio se le opone la rentabilidad; a la reflexión, la facilidad. El peso económico en la cultura la distorsiona, la infantiliza, la empobrece. El mundo hipermoderno, tal como lo estudian estos dos autores, está organizado alrededor de cuatro polos estructuradores que configuran la fisonomía de los nuevos tiempos: hipercapitalismo, hipertecnificación, hiperindividualismo y el hiperconsumo. Es decir, la fuerza motriz de la globalización económica, la universalización técnica, la respuesta del individuo frente a la masificación y universalización y, finalmente, el hedonismo comercial como felicidad.
En medio de esta cultura sin fronteras se alza la sociedad universal de consumidores, cada vez más anónimos, más satisfechos, más alienados. La cultura va perdiendo batallas y también la política. De ello se deriva el escepticismo y desconfianza hacia los políticos, el descenso de la militancia y la confusión de las identidades ideológicas. Internet es un peligro para el vínculo social, añaden los autores de La cultura-mundo,en la medida en que, en el ciberespacio, los individuos se comunican continuamente, pero se ven cada vez menos. En esta era digital los individuos llevan una vida abstracta e informatizada, en vez de tener experiencias juntos quedan enclaustrados por las nuevas tecnologías.
Al mismo tiempo, mientras el cuerpo deja de ser el asidero real de la vida, se forma un universo descorporeizado, desensualizado, desrealizado: el de las pantallas y los contactos informáticos. Lipovetsky y Serroy, por cierto, con dos años de anticipación, resumían perfectamente la espeluznante película de David Fincher La red social,basada en la invención de Facebook, un fenómeno social tan revolucionario como inquietante.
Fue la Escuela de Fráncfort la primera que habló, hace más de medio siglo, de industria cultural, refiriéndose a la reproducibilidad de las obras de arte destinadas a un mercado de mayor consumo. Adorno y Horkheimer ya nos previnieron de los males de la cultura masificada, aunque no se imaginaron los extremos sin retorno a los que llegaríamos. Aquella alarma se ha convertido hoy en una gran amenaza y, cada vez más, la cultura revolucionaria de creación que desprecia el mercado está siendo devorada inmisericorde por la cultura industrial, menos exigente, más accesible, menos elitista, más divertida, evasiva y conformista.
En una civilización así, ¿qué queda de los ideales humanistas sobre los que se levantó la cultura occidental? ¿Qué clase de ser humano producirá esta nueva civilización? El homo sapiens se ha transformado en pantalicus, absorbido por la televisión, por las pantallas de los ordenadores. El mundo existe por las imágenes que aparecen en la pantalla y los individuos lo conocen tal como se deja ver. La televisión cambia el mundo: el mundo político, la publicidad, el ocio, el mundo de la cultura. Hoy no existe más que lo que se ve en televisión, lo que ve la masa, lo que todos comparten. Es el triunfo de la sociedad de la imagen y sus poderes.
Frente a la oralidad, frente a la escritura, frente al pensamiento, la imagen aparece como un tótem absoluto. Y, mientras tanto, los escritores, los intelectuales, los artistas negociando sus derechos de autor a través de los agentes -exactamente como en la industria del espectáculo- y empujándose para estar en las listas de los más vendidos, que ya no son por fuerza los mejores. Un libro vendido equivale a un votante. Éxito, superventas, récords, firmas masivas: lo que no se vende ya no puede ser bueno. Las obras de arte acaban en las subastas, en el mercado más escandaloso, vulgar. Todo es ya espectáculo. Los museos-espectáculo, elevados al rango de objeto turístico de masas, semejan tan solo hipermercados apenas más refinados. Los museos, antes lugares de recogimiento, son hoy espacios para el bullicio y el aturdido turismo cultural. Las obras de los museos no se contemplan, se consumen. Hay un dato interesante aportado en La cultura-mundo: según una encuesta, un visitante medio pasa entre 15 y 40 segundos mirando El rapto de las sabinas de David; entre cinco y nueve segundos, La gran odalisca de Ingres. ¿Cuántos ante Las meninas o El Guernica? Y ante esa visión relámpago ¿qué conocimiento obtendrán? Sin embargo, los museos hoy solo son relevantes por elmerchandising adquirido en sus tiendas.
¿Cómo salvarnos? Estoy absolutamente de acuerdo con la solución que dan los dos filósofos: solo la educación está a la altura del problema. Pero escuela y universidad no funcionan. ¿Es aún una tarea posible? La cultura, como valor espiritual, según aprendimos de Valéry, está en vías de extinción, destronada por la industria, el consumo y la mal llamada cultura mediática. Hoy, la lectura, y lo sé por mi propia experiencia docente, no está entre las preferencias de los estudiantes, si bien en el ordenador no paran caóticamente de leer y escribir. El mismo desinterés cunde en otras actividades culturales antaño masivas: teatro, cine, conciertos de música clásica y recitales. Como Lipovetsky y Serroy comentan, el capitalismo y el placer consumista han derribado a la cultura literaria y artística del pedestal en que estaba: en ese espectro ambiental "lo insignificante tiene ya valor cultural" y las jerarquías que no hace mucho distinguían la cultura noble de la cultura de masas han desaparecido. Este es el mar de las tinieblas en que navegamos. Siempre habrá náufragos que mantengan la memoria del origen, siempre alguien se librará y cuando eso suceda, la verdadera cultura permanecerá como tabla de salvación. El libro de Lipovetsky y Serroy es una llamada de atención desesperada, una muestra nada exagerada de que nuestra civilización sufre una crisis de valores de grandes proporciones.


Este es un video muy interesante sobre cultura, economia y sociedad.

"Sin cultura la sociedad se deshumaniza",por Jesus Alejo (Periodico "Milenio")

El pasado 26 de Abril de 2012, el periodico "Milenio" sacó un reportaje denominado "Sin cultura la sociedad se deshumaniza", el cual dejo a continuación.



México • Aquello fue un diálogo y, al mismo tiempo, el enfrentamiento de dos maneras de entender al mundo, a partir de sus propias ideas sobre el papel que juega la cultura: el peruano-español Mario Vargas Llosa y el francés Gilles Lipovetski; el primero convencido de que sin la cultura la sociedad se deshumaniza, el segundo haciendo llamados a no darle tantas responsabilidades al arte y la cultura.
“Fundamentalmente no esperamos que la cultura cambie el mundo, como lo pensaba Rimbaud. Ya nadie puede pensar que la alta cultura va a cambiar la vida, en este plano la civilización del espectáculo ha ganado y de la cultura lo que esperamos es la diversión”, decía convencido el autor de libros como La era del vacíoEl imperio de lo efímeroLa pantalla global y La cultura-mundo.
Sin embargo, para el premio Nobel de Literatura la desaparición o el desplome de la alta cultura ha significado también el triunfo de una gran confusión, porque “con la alta cultura se han desplomado ciertos valores estéticos sobre los que no existe ya un canon, un orden de relación, una libertad que es infinita, pero dentro de esa libertad también podemos ser víctimas de los peores embaucos”.
Ambos estaban reunidos en el Instituto Cervantes de Madrid, a propósito del lanzamiento oficial del libro La civilización del espectáculo (Alfaguara, 2012), de Mario Vargas Llosa, en el que reflexiona acerca del papel que juega la cultura en nuestro tiempo, casi como mecanismo de distracción y entretenimiento, lejos del lugar que ocupaba como una especie de conciencia que impedía dar la espalda a la realidad.
Desde la perspectiva del narrador, si la cultura es puramente entretenimiento, no importa nada, pero “creo que la cultura significa mucho más, no sólo por el placer que produce leer una gran obra, ver un espectáculo exquisito de ballet, sino porque el tipo de sensibilidad, el tipo de imaginación, de apetitos y deseos que la alta cultura, el gran arte, produce en un individuo, lo arma y equipa para vivir mucho mejor, para ser más consciente de la problemática en que está inmerso”.
Menos optimista al respecto se manifestó Gilles Lipovetski, al no ver en la alta cultura un contrapeso o una salvación frente a los problemas de la sociedad: “Tengo menos fe que usted en la alta cultura, sobre todo cuando Óscar Wilde pasó 20 años de su vida en prisión, y recuerdo también que la nación más cultivada antes de la guerra era la alemana. La alta cultura no ha protegido a las personas de la barbarie.”
Debate entre inteligencias
Durante el diálogo, el cual fue transmitido en directo a través de las páginas de internet del Instituto Cervantes y de la Cátedra Mario Vargas Llosa, el autor de Travesuras de la niña mala reconoció que la posibilidad de leer a Joyce o a Góngora enriqueció su vida y no sólo por el placer de la lectura, “sino porque me hizo entender mejor la política, las relaciones humanas, lo que es justo y lo que es injusto. Llenó una vida de la que la religión había desparecido, de una espiritualidad que sin esas cosas no hubiera tenido.
“Creo profundamente que la mejor manera de contrarrestar el egoísmo, la soledad, esa competencia terrible, que llega a extremos de gran deshumanización exige una rica vida cultural, en el sentido más elevado de la palabra cultura, si no queremos llegar al vacío espiritual, en donde todos los aspectos negativos se manifiestan a diario”.
► Crítica a los intelectuales
En una de las partes del diálogo, Mario Vargas Llosa aseguró que uno de los reflejos más graves de la poca influencia de la cultura en nuestro tiempo está en lo que llamó la desmovilización de los intelectuales y de los artistas frente a los temas cívicos.
“Creo que el preocuparse por el desplome de la alta cultura no es sólo por la pérdida para esa minoría, para esa élite que disfrutaba de esos placeres exquisitos del intelecto y la sensibilidad, sino el conjunto de la sociedad.”
Otro de los efectos de vivir en La civilización del espectáculo se nota en las artes plásticas, donde todo puede ser arte y nada lo es, donde todo arte puede ser bello o feo, pero no hay manera de saberlo.
“En el mundo del arte la confusión ha llegado a unos extremos cómicos y risibles: el gran talento y el pícaro se confunden porque ambos son víctimas de mecanismos, como la publicidad, por ejemplo. Es verdad que en otros campos la confusión no ha llegado a esos extremos, pero se ha infiltrado”, alertó el escritor.

A continuación presentamos un video llamado "Más cultura es más educación", 
que tiene como información lo siguiente:
"Verte/Mirarte, Villa María del Triunfo- Lima
"Más cultura es más educación"
Está comprobado que con la cultura descubrimos nuevas capacidades, incorporamos valores para la convivencia, ejercitamos nuestra disciplina y curiosidad hacia el conocimiento.
www.puntosdecultura.pe




CAMBIOS DE LA EDUCACIÓN EN MÉXICO.

Hoy en día la educación en México no ha tenido un cambio tan significativo, sin duda este modelo educativo tradicionalista ha estado dominado y marcado por la falsa ilusión, el error intelectual de la percepción y hasta el desinterés, si miramos al pasado digamos 25 años, notamos primeramente que la educación es de carácter tradicional, puramente memorística-bancaria, en donde el profesor es la persona que se encarga de atestar de conocimientos la cabeza del alumno y por tanto no se desarrolla la reflexión, si volvemos a ver nuestro momento o tiempo notamos que no ha cambiado mucho. Entonces; ¿que ha sucedido?, se diría que no se ha logrado dar un cambio tan radical de modelo a seguir, desde la perspectiva de Thomas Samuel Kuhn estos cambios se denominan paradigmas.
No obstante, las investigaciones, prácticas y maneras de ver la realidad son inmensurables, por lo que no podemos ver el alcance final de dicha acción. Definir los fines de la educación es tarea siempre inacabada. En efecto, la discusión sobre los fines de la educación ha sido y será siempre parte del debate social amplio y lógicamente anterior al establecimiento de esquemas educativos concretos, ya que siempre surgen problemas sorprendentes que no concuerdan con estos postulados. A estos resultados y problemas no previstos Kuhn los denominó "enigmas". Estas variaciones inciertas que se dan día a día en el ámbito educativo, deben ser tomadas en cuenta para poder cambiar totalmente la manera de impartir clases así como de inculcar una nueva cultura de responsabilidad. Creo que aún falta mucho por descubrir e innovar en la realización de la práctica educativa, sobre todo porque se menciona actualmente que la teoría ha dejado de figurar tan importantemente en la realización de la enseñanza, cuando sabemos sinceramente que sin teoría no hay práctica y viceversa, estas dos entidades rigen en igual magnitud todo acto de enseñanza-aprendizaje

Cuando un enigma educativo es tan grande que no puede ser resuelto llega a ser considerado como una "anomalía", aparece una transición hacia una crisis, es el pasaje de la ciencia normal al nuevo paradigma, es muy cierto también que esas rarezas llegan a un momento en el que no pueden ser resueltas, porque ni siquiera pueden ser analizadas completamente. Para las pocas personas que tiene ideales y conceptos nuevos, alternativos y hasta radicales los nuevos problemas ya no se pueden afrontar totalmente con la teoría tradicionalista o dogmática en muchos casos, la mayor parte de la sociedad se aferra a la idea de que mientras sigamos por el mismo camino sin cambiar o desviarse de lo cotidiano seguiremos por el camino del progreso, cuando en realidad es todo lo contrario. Las anomalías pues son el último paso para llegar a la crisis en esos instantes la confianza en el paradigma dominante se deteriora y se aglomera el número de reglas para vencer, agregando desde luego la inseguridad creciente.

DANIA DÉVORA: "Una sociedad sin Cultura es una sociedad pobre", por CRISTINA GONZÁLEZ.

DANIA DÉVORA: "Una sociedad sin Cultura es una sociedad pobre" 

Por Cristina González


Mujer polifacética y emprendedora. Dania Dévora tiene una amplia trayectoria avalada por sus años de lucha. Comenzó a trabajar desde que era una adolescente y tanto empeño le permite ahora disfrutar de muchos logros. 

No sólo es la responsable del Womad en España y Portugal, sino que también participa en la organización de estos festivales que se realizan en otras partes del mundo. A través de su productora DD&Company, Dévora obtuvo un Grammy Latino en 2003 por la producción Historia del Soldado por el Mejor Álbum Clásico. Un año después fue nominada por Paquito D'Rivera presenta a las Hermanas Márquez.

Estas últimas semanas su ritmo de trabajo ha sido frenético. No sólo está pendiente de la organización del Womad en Las Palmas de Gran Canaria, que se celebrará entre el 6 y el 9 de noviembre, sino que produce también la obra Don Juan Tenorio, que hoy volverá a disfrutarse en las calles del barrio de Vegueta de la capital. Una mujer que, pese a que algunas veces estuvo a punto de tirar la toalla con determinados proyectos, asegura no haberse equivocado en la profesión que el destino le puso en el camino.

Su entrevista:
- ¿Cómo llegó a trabajar en el mundo de la música?
- Siempre tuve claro que en el terreno en el que me quería mover era no sólo el de la música, sino el de la Cultura en general. Empecé siendo muy joven y conociendo el terreno desde la base para luego, poco a poco, ir andando el camino propio que mis posibilidades y mis inquietudes iban marcando.


- ¿Cómo surgió la idea de que fuera la organizadora del festival Womad?
- Quedé fascinada al ver la primera edición española, que se llevó a cabo en Cáceres en 1992. Enseguida tuve la fuerte intuición de que un evento de estas características se adaptaría a la perfección a mi tierra, así que no descansé hasta que conseguí transmitir mi entusiasmo al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, que en aquel entonces tenía al frente a Emilio Mayoral. El alcance turístico de una propuesta que se permite el lujo de juntar a tantos miles de personas al aire libre en pleno mes de noviembre hizo que en sucesivas ediciones el Gobierno de Canarias lo acogiera a través de su Consejería de Turismo, si bien el festival se fue resintiendo por el cariz político que, incomprensiblemente, le quisieron ver los sucesivos grupos de Gobierno que heredaron el proyecto. Ahora el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria ha vuelto a acoger decididamente el Festival, y estamos encantados porque hemos podido trabajar con un apoyo institucional total y con suficiente tiempo de antelación. Volviendo a mi labor personal dentro de la organización, con el paso del tiempo, y teniendo el referente de Canarias como mi mayor aval, la organización Womad fue otorgándome una posición de mayor responsabilidad, hasta llegar al punto en el que estamos ahora, donde además de dirigir los festivales de España tengo la ocasión de participar en el desarrollo global del resto de eventos Womad en el mundo.


- Para los que todavía no conocen el cartel de este año, ¿qué podremos disfrutar en esta edición?
- Cuando se me hace esta pregunta suelo acabar mencionando a todos los componentes del cartel (risas). En Womad no hay cabezas de cartel, al menos para los que formamos parte de la organización, ya que para nosotros, todos, desde el artista más legendario y vendedor hasta el artesano que realiza un taller infantil, merecen la misma consideración. Eso sí, creo que este año, con la participación de Tony Allen, Femi Kuti y Antibalas, vamos a impregnarnos de ritmos Afrobeat, lo que unido a DJ como DJ Yoda o a la consagración de El Guincho en su tierra después de haber conquistado el mercado internacional garantiza que vamos a estar ante un Womad muy bailable y enérgico. Les garantizo, en cualquier caso, que nadie de los que hayan disfrutado con alguna edición pasada saldrá decepcionado este año.


- ¿Le ha dado más satisfacciones que quebraderos de cabeza organizar estos eventos durante tantos años?
- La balanza siempre tiene que acabar tirando hacia el lado de las satisfacciones, y no lo digo sólo por el Womad, sino por cualquiera de mis experiencias profesionales. Es verdad que en ciertas ocasiones te quedas con ganas de tirar la toalla, pero incluso en el peor de los momentos, las cosas cambian de color en cuanto se sube el primer grupo al escenario y el público comienza a dar sentido a algo que antes se quedaba en territorio abstracto y a veces surrealista.


- ¿Qué es lo peor, elegir el cartel o conseguir financiación para poder hacerlo? ¿Ha estado muchas veces a punto de no realizarse por problemas de financiación?
- Siempre digo que elaborar el cartel de un evento es una de las labores más bonitas que puede ofrecer mi profesión. Lo que lamento es que a veces los problemas de financiación conviertan ese placer en una frustrante lucha contra reloj. Historias para no dormir al respecto ha habido muchas, pero me quedo con la situación actual, donde hemos tenido el tiempo y el apoyo suficiente como para elaborar un cartel del que estamos 100% satisfechos.


- Sobre este último tema ¿cree que las instituciones y las empresas privadas no apuestan demasiado por la Cultura?
- Creo que una sociedad sin Cultura es una sociedad pobre, y por tanto veo necesario el apoyo de las instituciones para que esta Cultura se produzca y llegue realmente a la gente. Si se realiza ese trabajo correctamente, se produce una demanda natural en el público que es la que atrae a las empresas privadas para que también aporten su decisivo granito de arena. Lo veo como una tarea de todos. ¿Se podría apostar más? Seguramente. ¿Se podrían hacer apuestas más atractivas, rentables y culturalmente estimulantes? Sin duda. Pero también sé que hay muchos gestores culturales muy capaces que no escatiman esfuerzos para crear en Canarias una escena cultural que esté a la altura.


- ¿Cómo ve la oferta cultural en las Islas?
- Estoy muy contenta de la evolución que ha tenido la oferta cultural de Canarias. Cada vez tenemos más oportunidad de resultar competitivos culturalmente hablando con otros territorios de similar o incluso mayor población y extensión. Ha subido mucho el nivel de calidad técnica y se ha ampliado el abanico de ofertas con lo que casi se puede decir que todos los públicos tienen algún evento que les puede interesar. Eso no quiere decir que nos toque dormirnos en los laureles. La cultura está en continuo movimiento, y a poco que uno pierda la curiosidad es muy fácil quedarse atrás.


- ¿Trabajar en un territorio como Canarias le impone muchos 'límites'?
- Los mismos que se le pueden imponer a cualquier otra industria condicionada por nuestra insularidad. En el plano cultural, y si hablamos de intentar seducir a artistas de otros lugares a que vengan a un sitio tan alejado para ellos, viene bien la cantidad de alicientes que podemos ofrecer.


- ¿Cómo responde el público canario a las iniciativas culturales? ¿Es igual o más o menos exigente que otros públicos ante las producciones musicales?
- Por remitirme a los asuntos más inmediatos, el público de Womad en Las Palmas de Gran Canaria y el de Don Juan en Vegueta es una delicia. Abrazan las propuestas con respeto, curiosidad y ganas de descubrir cosas nuevas. En numerosas ocasiones muchos de los artistas implicados en estos eventos me han hecho saber su asombro por la actitud del público.


- ¿Se siente reconocida en Canarias por todo lo que ha conseguido durante su carrera? ¿Se siente profeta en su tierra?
- Creo que los proyectos más importantes de mi carrera los he realizado en mi tierra, y eso significa que hay un reconocimiento detrás ayudando a que se hicieran realidad. Por otro lado, hay ocasiones en las que he podido percibir que desde determinados ámbitos se me hace un vacío. Pero bueno, ni siquiera los profetas más reconocidos tenían un respaldo unánime, así que no voy a pretender estar por encima de ellos.


- ¿Considera importante recibir premios o estar nominado a ellos, o en la práctica no se ven beneficios reales?
- Sería un error valorar los premios en función de los posibles beneficios que pueden proporcionar. Aunque suene a tópico, lo cierto es que ser considerada para cualquier tipo de premio es para mí un reconocimiento a una labor profesional. Teniendo en cuenta que día a día nos topamos con obstáculos que nos hacen plantearnos si realmente todos los esfuerzos valen la pena, reconforta mucho tener la constatación de que hay gente valorando lo que hacemos. En mi caso, ya sea en forma de premio o en forma del aplauso del público que va a un espectáculo en el que yo haya tenido algo que ver.


- ¿Qué es lo más duro y lo más gratificante de su profesión?
- En ambos casos tiene que ver con el público. Lo más gratificante es cuando se consigue que un espectáculo encuentre su público potencial y que éste disfrute. Lo más duro es cuando no se llega a poder transmitir una idea de manera satisfactoria y el público acaba no percibiéndola de la manera a la que a una le habría gustado.
- Si no se hubiera dedicado al mundo de la música y la producción, ¿qué le hubiera gustado hacer?
- Como la decisión de dedicarme a esto se produjo desde edades muy tempranas, nunca llegué a tener la ocasión de plantearme otras posibilidades. Por suerte, estoy muy a gusto en mi terreno, así que creo que no me equivoqué.

Cultural

Acorde a la página www.wikipedia.com se define como Cultura, lo siguiente:

Cultura (en latíncultura, 'cultivo') es un término que tiene muchos significados interrelacionados.

 Por ejemplo, en 1952, Alfred Kroeber y Clyde Kluckhohn compilaron una lista de 164 definiciones de "cultura" en Cultura: Una reseña crítica de conceptos y definiciones. En el uso cotidiano, la palabra "cultura" se emplea para dos conceptos diferentes:
  • Excelencia en el gusto por las bellas artes y las humanidades, también conocida como alta cultura.
  • Los conjuntos de saberes, creencias y pautas de conducta de un grupo social, incluyendo los medios materiales (tecnologías) que usan sus miembros para comunicarse entre sí y resolver sus necesidades de todo tipo.

    Cuando el concepto surgió en Europa, entre los siglo XVIII y XIX, se refería a un proceso de cultivación o mejora, como en la agricultura u horticultura

    En el siglo XIX, pasó primero a referirse al mejoramiento o refinamiento de lo individual, especialmente a través de la educación, y luego al logro de las aspiraciones o ideales nacionales

    A mediados del siglo XIX, algunos científicos utilizaron el término "cultura" para referirse a la capacidad humana universal. 

    Para el antipositivista y sociólogo alemán Georg Simmel, la cultura se refería a "la cultivación de los individuos a través de la injerencia de formas externas que han sido objetificadas en el transcurso de la historia".

A continuación un video de Gustavo Bueno Martínez,  un filosofo español, autor del sistema filosófico denominado materialismo filosofico, que nos explica que define el como Cultura:




La Real Academia de la Lengua define como cultura lo siguiente:

(Del lat. cultūra).

1. elem. compos. Significa 'cultivo, crianza'.

Real Academia Española © Todos los derechos reservados

cultura.
(Del lat. cultūra).

1. f. cultivo.

2. f. Conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico.

3. f. Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, 

científico, industrial, en una época, grupo social, etc.

4. f. ant. Culto religioso.
~ física.

1. f. Conjunto de conocimientos sobre gimnasia y deportes, y práctica de ellos, encaminados al 

pleno desarrollo de las facultades corporales- popular.

1. f. Conjunto de las manifestaciones en que se expresa la vida tradicional de un pueblo.